Comentario

Ciberayllu
30 setiembre, 2008

La Ética en Demócrito de José Antonio Russo Delgado

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Gabriel Icochea Rodríguez

La Ética en Demócrito de José Russo Delgado forma parte del importante legado intelectual  del autor. Es de destacar el afán del Fondo Editorial de la UNMSM por rescatar del olvido un estudio sagaz y prolijo de uno de los más ilustres filósofos peruanos. Huelga decir que el texto posee diversas virtudes, una de ellas es la exploración de un aspecto del abderita poco trabajado. El prejuicio —nacido con Aristóteles— de considerar a Democrito exclusivamente un filósofo físico y a Sócrates como el verdadero fundador de la moral ha pervivido hasta nuestros días.

El corpus central  de la ética democrítea es uno de los temas  sobre los cuales hay poco consenso. Su doctrina moral se encuentra distribuida en dos colecciones de sentencias: una de ellas pertenece a Estobeo y la otra es adjudicada a Demócrates, pero ésta es, según el criterio de varios de los mejores helenistas, del mismo Demócrito.

La controversia en torno a la autoría es reseñada extensamente por el autor. Comentaristas importantes como Diels se inclinan a pensar que las sentencias atribuidas a Demócrates son en realidad de Demócrito. Sin embargo, en sus estudios advirtió una marcada Cubiertareserva hacia la colección de sentencias. Laue sostuvo, por el contrario, que las sentencias serían de Demócrates de Afidna, pero por un error fueron incluidas entre las obras de Demócrito y traducidas al jónico. Tiempo después, Philippson sostuvo que las sentencias constituían una colección preparada por la propia escuela del abderita y que su autenticidad era indiscutible.

Russo considera que una posición más matizada es la de Stewart, para el cual, sin embargo, constituye un aspecto difícil de explicar que ni Platón ni Aristóteles hayan hablado de una ética democrítea. No obstante, Demetrio el cínico, poseía un abundante material no declarado de Demócrito. Esto permite explicar que la obra no se encuentre en los tratados de Demócrito sino en una compilación de sus escritos. Es necesario señalar, por lo demás, que las sentencias habrían pasado por un filtro cínico. Por esto, Stewart advierte que se debe considerar que toda similitud con los cínicos debe ser tachada de espuria. A Demócrito le pertenecen estrictamente todas aquellas sentencias que se hallen lejos de tales posturas.

Guthrie, al igual que Diels, nos pide cautela en el tratamiento de las sentencias adjudicadas a Demócrates. Sin embargo, en la práctica, hace uso de ellas como si fueran auténticas.

Más extravagante es la noticia de Clemente según la cual Demócrito  tradujo las sentencias del asirio Akikar o Akikaros y las publicó como suyas. Esta noticia ha sido puesta entre los textos de DK como inauténtica por razones lingüísticas.

Menos exegética es la cuestión relativa a la organización de la ética de Demócrito. Se mantiene en disputa el hecho de que sus sentencias no lleguen a constituir una moral organizada sino tan sólo una gnómica (una colección de preceptos morales sin mayor vinculación entre sí). A favor de la primera idea debe afirmarse que la moral de Demócrito  tiene su punto referencial más elevado en la idea de Euthymía cuya traducción mas afortunada es «buen ánimo». El fin supremo es el buen ánimo que está asociado a las ideas de calma y estabilidad y no debe ser  perturbado por el temor, la superstición o por cualquier otra pasión.

El buen ánimo está ligado a la idea de mesura tan cara al ideal griego de la sofrosyne. Como se verá, esta propuesta se repite de diferentes maneras a lo largo del texto.

Para la obtención del buen ánimo se requiere una actitud de mesura que sólo se puede obtener cuando se abandonan los excesos y las deficiencias.

El Euthymós (hombre animoso) debe ser una persona de «corazón benévolo y generoso» (Russo 2007:28). Esto implica que es, además, un hombre justo. Su tranquilidad radica, según el autor, en su buena conciencia. Por lo demás, debe mostrar poco empeño en las actividades privadas o públicas y debe estar conforme con pocas posesiones materiales.

Según Estobeo, la Euthymia sólo se encuentra a través de la realización de tres conceptos diferentes : La harmonia , la Simetría y la ataraxia.

Las tres apuntan a señalar una idea de medida y de proporción equilibrada. La harmonia es un concepto que fue empleado tanto por el pitagorismo como por Heráclito y su significado  en los textos platónicos alude a la armonía y al acuerdo. Asimismo, en Aristóteles harmonia significa más bien cierta proporción y combinación. Teniendo en cuenta que Demócrito escribe en una época un poco anterior, no hay mayores diferencias en el significado del término.

La simetria es considerada una potencia vital destinada a la medida correcta de las cosas mientras que la ataraxia se entiende en términos generales como serenidad.

A estos conceptos habría que añadir el de athambía (imperturbabilidad). Es necesario que el Euthymos no sea perturbable fácilmente o tal como dijera Capelle, que no se admire por nada.

La relación entre la Euthymía y la Eudaimonía explica la gran distancia que existe entre la ética de Demócrito y la de Epicuro. El pasaje de Estobeo  en el cual Demócrito nos dice: «La buena fortuna y el infortunio son cosas del alma» es muy elocuente. En concordancia con éste en la colección de Demócrates se afirma «Ni en los cuerpos ni en las riquezas está la felicidad, sino en la rectitud y en la mucha cordura».

Esta recurrencia a una salud del alma será un tópico en el discurso democríteo cuya consecuencia más evidente es su alejamiento del hedonismo posterior.

Aunque los intérpretes más serios se encuentren de acuerdo en afirmar que la euthymía constituye el ideal moral, otros autores han apuntado sus desacuerdos. Así, para Langerbeck, la Euthymia es sólo una cuestión de filólogos. En realidad, es la Asfaleia (estabilidad, seguridad personal y certidumbre) la que cubre mejor la figura invariable de los elementos.

En la misma línea encontramos a Von Erffa que postula la idea del Aidós (respeto) como el valor principal. Como estas posturas existen otras que afirman que la naturaleza o el  furor son las que se ubican como puntos centrales de la ética democrítea. Todas se hallan registradas por Russo de forma minuciosa, pero ninguna posee demasiada consistencia. Sin embargo, lo que más sorprende es la contraposición entre naturaleza (Physis) y educación (didaké).  Tal como afirma el abderita (DK 68 B 33):

«La naturaleza y la educación son semejantes pues la educación transforma al hombre y al transformarlo crea su naturaleza»

El poder transformador de la educación permite una recreación de la naturaleza. De esta forma, Demócrito se convierte en un predecesor del joven Marx y su idea de humanización de la naturaleza y de naturalización del hombre. Para Russo esto remarca los antecedentes de John Stuart Mill para quien lo artificial es natural, y de Thomas Browne, para quien todas las cosas son artificiales porque la naturaleza es el arte de Dios.

La existencia de algunos tópicos en el discurso moral de Demócrito permite a Russo acercarse de manera temática al discurso moral de Demócrito. De esta manera, el tema del Eudemonismo (felicidad) es tratado en contraposición con la visión aristotélica ¿Es Demócrito un antecesor de Aristóteles? Ya sabemos que para Aristóteles el fin de todas las acciones es la felicidad. ¿Sería de la misma forma para Demócrito la Euthymia el fin de nuestros actos? Por lo visto, ésta  es la que funda la unidad ética del discurso democríteo.
Como fue señalado más arriba, la Euthymia es posible sólo en la medida en que tenemos ataraxia (impasibilidad)  y athambía (impavidez). Las sugerencias en torno a la vida material tienden a fortalecer en términos prácticos la imposibilidad de ver alterada la tranquilidad.

Asimismo, a pesar de que el buen ánimo se obtiene con la práctica de la mesura, no se sugiere ningún tipo de actividad mundana. Emprender la menor cantidad posible de proyectos ha de asegurar nuestra tranquilidad.

Russo remarca una idea de placer lejos del hedonismo posterior de Epicuro. Además, ubica los placeres del alma, según Demócrito, como superiores a los placeres del cuerpo. En un fragmento (DK 68 b 221), el cuerpo es equiparado con la imagen de una tienda:

«Todas aquellas cosas que la tienda del cuerpo requiere se hallan con facilidad y a la mano, sin penas ni fatigas; en cambio cuanto requiere pena y fatiga y aflige la vida, esto no lo desea el cuerpo, sino la perversión del pensamiento»

Aunque Russo inclina excesivamente la interpretación del lado religioso al creer que la tienda del cuerpo alude a su condición provisional, no existe en otros fragmentos ninguna señal que refuerce una idea semejante del cuerpo. Sin embargo, lo que sí se hace evidente es la preferencia por una vida sencilla.

Un factor aleatorio es el relativo a la interioridad. El hombre debe tener conciencia de sus actos y la vergüenza debe funcionar como un mecanismo de control. Además, para que los actos de los hombres sean considerados plenamente buenos, debe haber una intención de que así sea y debe existir una noción de deber que funcione de forma permanente . El fragmento (DK 68 B 41) sostiene: « No por temor sino por deber hay que abstenerse de obrar mal».

Aunque Russo subraya la evidente semejanza con el discurso Kantiano también manifiesta sus diferencias, porque Demócrito resalta la alegría, la fuerza , el juicio recto y otras  ventajas que nos llevan a cumplir con el deber.

 

¿Existe Unidad  en el Discurso?

¿La ética de Demócrito se fundamenta en su física? ¿O debe vincularse con otros aspectos de su discurso como la gnoseología o la filosofía de la religión?.  Si encontráramos un fundamento estaríamos hablando de una ética y no solo de una moral.

Las posturas se contraponen en este punto. Windelband sostiene que hay un sustrato fisiológico en las sentencias de Demócrito. El movimiento de los átomos debe ser adecuado para que haya paz en la mente.

Otra prueba de semejanza es la similitud entre la ataraxia (imperturbabilidad) y la apatheia en el mundo físico.
Generalmente , las autoridades que proclaman un fundamento en el mundo físico, asocian el discurso de Demócrito con el Epicuro para el cual todo empieza con la sensación.

Por otro lado, Vlastos ha encontrado términos que son usados tanto en el discurso moral como en el discurso físico. Por ejemplo, la palabra tropé que se utiliza para hablar de las inclinaciones del carácter.

Asimismo, el pensamiento cabal, lo mismo que la virtud son caracterizados por su justa proporción. Esto que el autor señala como un antecedente de Aristóteles es una proyección del sophrosyne (equilibrio), concepto omnipresente en la cultura griega.
Del lado de considerar el divorcio entre ética y física tenemos algunos argumentos:

El primero y de mayor fuerza, es el que subraya que en el mundo físico de Demócrito —tan lleno de causalismo— no existen posibilidades de fundar ninguna moral. Sin embargo, en el discurso ético comprobamos repetidamente la existencia del azar como un factor a tener en cuenta.

De otro lado, autores importantes como Mondolfo consideran como un reduccionismo injustificable el hecho de haber clasificado a Demócrito como un materialista y  a Sócrates y Platón como idealistas. Este esquema pierde de vista las múltiples coincidencias entre estos filósofos a nivel moral. Cuestiones relativas a la conciencia moral, a la justicia, y al papel vigilante de los dioses en nuestras vidas los acercan mucho más de lo que comúnmente se piensa.

Reputados estudiosos como Bailey  han negado la dependencia entre Demócrito y Epicuro en cuanto a temas morales. No existe para Bailey ni una fundamentación de la física ni una fundamentación de la ética. Además, mientras que en Demócrito solo hay un cuadro moral, en Epicuro existe una propuesta bien estructurada.

El problema no se restringe  a la relación entre la ética y la física, sino en torno a la unidad de la ética. No habría una ética sino varias que corren de forma independiente. Una que gira en torno al concepto de Euthymia y otras morales que discurren independientemente.

El diagnóstico final de Russo es bastante conciliador. Las sentencias de Demócrito son una gnómica que tienden a convertirse en una moral. No llega  a ser una ética, porque su punto de unión que es la euthymia es un concepto poco consistente y vago.
Russo también considera que Demócrito no fue conciente del todo de una división —tal como cree Jaeger— entre su discurso físico y su discurso moral. Tendió puentes constantemente entre unas disciplinas y otras pero no es muy claro qué  tipo de relación debía existir entre éstas.

Es de destacar la minuciosidad bibliográfica de Russo. Sus referencias están establecidas con sumo rigor y el registro de las interpretaciones es bastante detallado.

Las colecciones de sentencias de Demócrito tienen un parentesco insoslayable con el discurso de los moralistas modernos como Jean de La Fontaine o La Rochefoucauld. Ninguno de ellos pretendió establecer un sistema moral sino subrayar una moral que nacía de las experiencias cotidianas.

En todo caso, el trabajo de Russo Delgado es riguroso, atento a las fuentes y orientador en el estudio de la moral de Demócrito.

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Bibliografía

Bailey, Cyril
The Greek Atomists and Epicurus, Nueva York: Russell & Russell, 1964, (1ª ed. Oxford, University Press, 1928).

Diels, Hermann y Walther Kranz (DK)
Die Fragmente der Vorsokratiker, griego-alemán, 6ª ed., 3 vols., Berlin, 1951-1952, (1ª ed. Diels, 1903).

Guthrie, William Keith Chambers
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Jaeger, Werner
Paideia. Los ideales de la cultura griega, 3 vols., México: Fondo de Cultura Económica, vol. I (1942), vol. II (1944), vol. III (1945).
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Kant, Immanuel
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. Manuel García Morente, Madrid, 1921.

Laue, H.
De Democriti fragmentis ethicis, Gotinga,1921.

Marx, Karl
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Mondolfo, Rodolfo
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Moralistas griegos: la conciencia moral de Homero a Epicuro, Buenos Aires: Imán, 1941.

Russo Delgado, José
El hombre y la pregunta por el ser, Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1963.
Sócrates, problema, mensaje
, Lima: Ignacio Prado Pastor ed., 1984.
La ética en Demócrito, Lima: Fondo Editorial, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2007 (130 pp.)

Stewart, Zeph
«Democritus and the Cynics», en: Harvard Studies in Classical Philology, 63, (1958), pp. 179-191.

Vlastos, Gregory
«Ethics and Physics in Democritus», en: Philosophical Review, 54, (1945), pp. 578-592, parte 1; y 55, (1946), pp. 53-64, parte 2.

Windelband, Wilhelm
Historia de la filosofía, vol. I, México-Quito: Pallas, 1941.

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© 2008, Gabriel Icochea Rodríguez
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Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Icochea Rodríguez, Gabriel: «La Ética en Demócrito de José Antonio Russo Delgado» , en Ciberayllu [en línea]

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