Comentario

Ciberayllu
15 mayo, 2007

Erotic Agape in Mazzotti’s New Book

Acerca de Sakra Boccata

Róger Santiváńez

José Antonio Mazzotti: Sakra Boccata. 28 poemas. Mundo Ajeno editores, Lima, 2007.

Cubierta de libroHay una línea de poesía amorosa en la obra  de José Antonio Mazzotti que empezaría con el antologado texto «Yegua es la hembra del caballo» cuyos versos iniciales cito a la letra: Yegua es la hembra del caballo y yegua / es mi mujer impronunciable por el resto de mis días, / la frescura / de su sudor y de sus patas duras como un diente / y el lomo en que cabalgo rodeado de metrallas y sirenas / anunciando un bombardeo (Mazzotti, Poemas… 55) y que está en su primer libro Poemas no recogidos en libro, conjunto por el que el entonces joven poeta  obtuvo  el primer premio en los Juegos Florales Túpac Amaru de la Universidad de San Marcos en 1980. Justo es señalar que a partir de este hecho —entre otros—  se comenzó a hablar de una novísima generación surgida a fines de los 70 y principios de la citada década, a la cual hemos denominado caprichosamente de los inmarchitables años 80.

En su siguiente poemario Fierro Curvo —significativa metáfora del falo— de 1985, encontramos un hermoso poema de amor, «Canción a una limeña», en el que se trata el tema de la separación de los amantes culminando con esta estrofa de impecable y sugerente fraseo: Así dirás que te he olvidado, y será cierto / porque más fuerte olvida el que recuerda y no ama / que el que no ama ni recuerda / las letras de un idioma verdadero (Mazzotti, El Zorro… 46). Y luego —de algún modo en corolario con cierto ideal sublime del amor en el que nos estamos moviendo hasta ahora— Mazzotti nos presenta a Dante y Virgilio bajando por el infierno; de pronto el genio florentino va a recordar a Beatriz —súmum de la mujer idealizada— y le pregunta al viejo maestro latino  —como en una pieza de pop-art— de la siguiente y cotidiana forma: —¿Cómo está Beti? A lo que Virgilio responde en alarde de poesía conversacional: «Bien; ahí anda, / tan rica como en su retrato. / Dice que te va a escribir». (El Zorro… 52). Y es que —es pertinente mencionarlo ahora— en los años aurorales de la generación del 80 constituía gran preocupación nuestra el trabajo con el lenguaje coloquial y su profundización radical, en un arco trazado desde la poesía temprana de T. S. Eliot y el famoso apotegma de Ezra Pound Poetry is Speech hasta el fundador Poemas y Antipoemas (1954) de Nicanor Parra, su desarrollo en el conversacionalismo hispanoamericano de Ernesto Cardenal, Enrique Lihn o Antonio Cisneros —por citar a tres poetas, verbigracia—  y su versión peruana en el Movimiento Hora Zero (1970). Obsesionaba nuestras mentes la desacralización del fenómeno poético. Se trataba de hacer poesía con los elementos más directos del habla cotidiana y restituir la emoción estética a la experiencia concreta y real de todos los días. De ser posible, buscábamos crear poesía hasta con materiales de desecho: así se explica la fundación del Movimiento Kloaka (1982), por ejemplo.

Pero volvamos a Mazzotti y al tema estricto de este libro. En Fierro Curvo tenemos el poema Noche Serena —intertexto de una oda de Fray Luis de León— en el que por vez primera lo carnal aparece dibujado: y te acaricio / los pelos alisados, la nalga sugerida impunemente / bajo el baby-doll (El Zorro… 54) y luego vemos a la seductora / Venus, redonda y lasciva (El Zorro… 54) y al final: Y así será, porque Venus no sabe / ¡Oh deleitosos senos ! / que en la pampa de Amancaes los muertos no miran a la luna (El Zorro… 57). De Castillo de popa (1988) podemos leer Bucólica / IV que hace un guiño a Virgilio y cuya quinta estrofa termina: con la visión del arco iris sobre el pueblo, aliviando / su alegría y alumbrando las frutas, / las caderas puntiagudas de las adolescentes (El Zorro… 69). Prosiguiendo con este paneo sobre la poesía amorosa de Mazzotti, entramos a Señora de la noche (1998). Allí brillan estos versos: hasta que te encontré / por un instante, al pie del lago, bañándote desnuda / y enseñando / los pétalos abriéndose en la noche (El Zorro… 147). Es pues, poesía del amor erótico en este caso, que va —en otro texto de este mismo libro, Señora de la noche— avizorando una expresión que va a cuajar en Sakra Boccata. Si no, escuchemos esta secuencia: la Flor que se Entreabre / es la constatación del Sancta Santorum / esa cosa que sabemos que ya es Forma / porque es tan perfecta como el mismo rayo / que la desteje por el prisma y la desteje / grabando para siempre en las pupilas / (las yemas de los ojos) / la plenitud de su cuerpo dorado (El Zorro… 149).

Con esto ya estamos listos para penetrar de lleno en la obra que hoy nos ocupa. Sakra Boccata es un canto en cuyo centro fulgura el sexo de la mujer abiertamente colocado. Pero no se trata solamente de un erotismo en poesía sino de una carnalidad fusionada a la experiencia religiosa. El texto inicial reza: Te soñé todas las noches por más de 300 años (¿Alusión al entero tiempo de la conquista y época virreynal que nos trajo el catolicismo? No olvidemos que Mazzotti es un experto colonialista) y prosigue: contaba las sortijas del rosario hasta quedar dormido. Para concluir: Y las olas martillean Tu Nombre, chorreando por la espuma el néctar / duraznero de tu Sakra Herida, / La alegría de las catacumbas, la resurrección de los muertos / Y la Vida Eterna. (Mazzotti, Sakra… 12). Pero la religiosidad en nuestro poeta no es sólo cristiana, sino greco-latina: Llueve en los montes de Cibelia (Sakra… 13) arranca el segundo canto aludiendo a la mitológica diosa Cibeles; y es también literaria, textual peruano-poética, diríamos, ya que el verso Ha llegado la diosa ambarina (Sakra…14) —en este mismo poema— junta en un único intertexto la sala ambarina de José María Eguren y la divinidad ambarina de Emilio Adolfo Westphalen. Mejor tradición no podía haber escogido Mazzotti para entroncar su poesía. En el canto 3 se define el objeto del deseo: Tu Koncha es el lugar exquisito más dentro de la guerra (Sakra… 15) y en esta parte se lo describe con poesía de excelente factura: Mira el rosado de su pliegue / Como el labio que cubre el horizonte / Al levantar la niebla (Sakra… 15). Y de allí hay un paso al cunnilingus, pero Mazzotti le pone —diríamos— el toque de un oxímoron kloakensis: Repta la lengua por la acequia perfumada (Sakra… 16).

En el plano del lenguaje se destaca el trabajo con la aliteración (lo que acerca este libro a las más actuales escrituras neobarrocas o neobarrosas de América Latina). En el texto 4 encontramos —después del trílcico Vusco Volver (Sakra… 17)— esta línea: Vusco tu rosca hosca (17) o tu perfil de Lemnia de lunática (17). Y en el sexto poema preludiado por una cita del gran brasilero Manuel Bandeira: Eu canto assim / como que eu choro de donde Mazzotti toma este verbo que significa lloro y que por capricho idiomático peruano podemos interpreter tambien como choro = ladrón, otorgándole el sentido gongorino de robador al amante que le hurta el amor a la amada y así mismo en el siguiente verso: Choro porque este chanto es más dulce que la melodía de los cardenales (Sakra… 21) podemos relacionar este chanto no sólo como canto sino como el chanto = chantarse del habla peruana, indicando la posición pasiva del acoplamiento sexual y que en términos clásicos correspondería a la entrega femenina. Toda esta intromisión en la jeringa nacional no es óbice para que el poeta —ese orfebre que en él habita— nos deje escuchar esta mesurada y preciosista expresión: se abre a escondidas / Su aroma de sándalo su dulce /[…] Asienta las espaldas sobre el nácar / Permite contemplar la perfección de sus líneas (Sakra… 21). Hacia el canto séptimo la hasta ahora innominada musa adopta un apelativo: LoKilla que viene del afectuoso loquita pero también y por la ortografía incidental que separa la palabra después de la primera sílaba —Killa— que quiere decir luna en el idioma quechua, un llamado hacia el cuerpo satélite, emblema del amor loco de vasta tradición en la literatura universal, pero que aquí gana una raigambre amerindia. Y paradójicamente, hacia el final del libro —poema 27—, reaparece como Low Killa (63), con una partícula inglesa que atañe bajo, o lo que está abajo; sería entonces Baja Luna, ya sea en el imperativo del verbo, o haber logrado que la luna descienda hacia uno, o el nombramiento del sexo femenino como esa luna que esta allí abajo. Cabe señalar que, en tanto poeta auténtico (por eso la voz popular afirma que los poetas estamos en la luna), Mazzotti toma a la plateada esfera como uno de los leit-motiv centrales del poemario, y desde allí se desencadena la propulsión erótica. En el poema 8 hay una elaborada construcción entre la luna y las olas (esas que hablan con el viento una jerga incomputable, según la increíble visión de Luis Hernández) y su relación con la naturaleza entera, la playa o un árbol Que tarde o temprano volverá a las aguas / Para posarse en la duna más dorada / Chorreando su luz (Sakra… 25). Hablando de la naturaleza, y como no podía dejar de ser —canto 9—,  Mazzotti alude a la flor-símbolo de la poesía identificándola con el sexo femenino: Rosa pulposa de todos los señoríos (Sakra… 27), pero inmediatamente la parodia a través de la cita de un conocido valse criollo: Boquita de caramelo cutis de seda (27) y en los versos finales interviene la letra del difundido bolero «Bésame mucho». Dice el poeta como si fuera esta noche / La primera vez (27) y no la última, de aquella canción mexicana. Esto nos da pie para marcar la diferencia que opera la poesía cuando trabaja con elementos de la cultura popular latinoamericana —desde el acervo musical hasta noticias periodísticas—, muchas veces subvirtiéndolos para llegar a nuevas propuestas significativas. De allí que desfilen por el poemario íconos religiosos populares como la Virgen de Chapi o la Virgen de la Candelaria, pero re-significados, mezclados o cocinados, diríamos mejor, en el caldero de cobre (Sakra… 30) del poeta. Incluso —por momentos— la separada identidad sexual está cuestionada, y ronda en algunos textos un sentido andrógino, que implica el ancestral y utópico deseo de la unidad prístina del ser.

Altamente literario, en este libro campea el intertexto. Desde el ya citado Vallejo, de quien —poema 10— se invierte un verso del súper conocido poema «Masa»: Tanta muerte y no poder nada contra la vida (29) reza Mazzotti; hasta el mito órfico del descenso a los infiernos. Pero nuestro poeta —texto 18— le da un toque cotidiano e íntimo: El Infierno, Eurídice, es tu ausencia / Sobre la faz de la tierra (Sakra… 46). Es decir, el dolor humano se debe a la ausencia de amor, implicado aquí en la belleza desaparecida de la semidiosa. En este orden de cosas —el intertexto—, el poema 20 constituye íntegramente un remake del gran vanguardista bonaerense Oliverio Girondo que por su desopilante ritmo y encabalgamiento sintáctico es —para mi— una pieza de antología.

Para terminar, quisiera hacer una breve reflexión teórica. Si desde Platón y la filosofía griega hay una separación entre —por un lado— el mundo de la razón y —por el otro— el mundo de la pasión, estaría claro que en este poemario José Antonio Mazzotti fusiona ambos mundos. Es decir, hay una razón —una técnica que maneja el verso—, pero que a la hora de la plasmación textual la pasión —sexual en este caso— va inundando la confección de los poemas. Si Nietzsche planteó la muerte de todos los valores absolutos (Peretti 24) en la aurora de la Modernidad, cabe decir que Mazzotti reelabora todos estos valores —Amor, Dios, Libertad, Sexo, Poesía— y los configura de otro modo en su libro. Un modo que asume la postmodernidad en sus líneas centrales, o sea, todos estos conceptos están subvertidos, simbióticamente ensamblados, peruanamente entreverados; como dice uno de los versos del libro: Sobre todos los limbos sobre todos los tambos sobre todos / los rumbos (Sakra… 41) en el camino de la nueva poesía en nuestra lengua. Y a pesar de que es una búsqueda parecida a la mía, Mazzotti lo aclara muy bien cuando afirma: Desde entonces soy un santo / Pero no como San Tiváñez / Sino como el Iluminado / Que escribe bajo la luna y bota saliva (35). Así sea.

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Obras Citadas

Mazzotti, José A. Poemas no recogidos en libro. Lima: Federación Universitaria de San Marcos, 1981.

Mazzotti, José Antonio. El Zorro y la Luna. Antología Poética 1981-1999. Lima: Fondo Editorial Banco Central de Reserva del Perú, 1999.

Mazzotti. Sakra Boccata. 28 poemas. Lima: Mundo Ajeno, 2007.

Peretti della Rocca, Cristina de. Jacques Derrida: Texto y deconstrucción. Barcelona:  Anthropos, 1989.

 

* Texto original leído en la noche de la presentación de Sakra Boccata en Lima, 23 de abril de 2007, Día de la Lengua.

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Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Santiváńez, Róger: «Erotic Agape in Mazzotti’s New Book» , en Ciberayllu [en línea]

709 / Actualizado: 20.05.2007