Crónicas

Ciberayllu
30 agosto, 2009

Congrains, la nueva visión de Lima

Enrique Congrains Martín (Lima, 1932 - Cochabamba, 2009)

Carlos Meneses Cárdenas

 

Enrique Congrains Martín, cuando decidió que su vida se tenía que orientar hacia la literatura, aún no tenía los veinte años. Lo primero que hizo entonces no fue coger la pluma y empezar una narración, sino salir a la calle y tomarle el pulso a Lima, no a la del centro, no a la de los distritos, a la otra Lima, la conocida por muy pocos. Buscar las heridas de la ciudad, y procurar acercarse a la gente herida, a los marginados, los despreciados. Esa tarea equivalía a leer docenas de libros sobre los temas que tenía que tratar.  Así surgieron las primeras páginas de un joven que había vivido entre San Isidro y Miraflores, y que tuvo el acierto de descubrir a tiempo que desde esos lugares su visión no sería la correcta. El  quería saber dónde le dolía más a Lima y cuál era la intensidad de ese dolor.

Su libro de cuentos Lima, hora cero (1954), llamó la atención porque mostró una ciudad que todos creían conocer pero que en realidad muy pocos la habían visto como él. Se podría haber pensado que se trataba de un autor enteramente pesimista, buscador de aspectos truculentos. Sí, daba esa imagen. Sin embargo, Congrains, creía en la esperanza, como creía en que era necesario  aguijonear a los adormecidos, a los anestesiados y a los resignados, porque la esperanza de alcanzar un mejor nivel de vida no es otra cosa que una lucha tenaz en busca de la meta ansiada.

El segundo libro de Congrains no varió de visión. Lo que sí cambió fue la intensidad de la truculencia. No una, sino muchas muertes (1957) (título proveniente de un verso de Pablo Neruda) extrae todo el lumpen, toda la pobreza y la supuración  de los barrios más paupérrimos. Es un catálogo de laceraciones, violencias y demás horrores que conmocionó a la crítica y a los muchos lectores que en los años cincuenta ya tenía. Wolfgang Luchting, en en su libro La mujer o la revolución, dedicado a esta novela, observa que Congrains «(podría) hacer locas de felicidad a cualquier movimiento de liberación femenina». Y utiliza una frase del autor peruano procedente de una carta en la que le dice: «Concuerdo 100% con su insinuación acerca de que  mi novela satisfaría a cualquier militante del movimiento femenino de liberación».

En el prólogo a esta novela, escrito por Mario Vargas Llosa, leemos: «El libro tiene (…)  aspectos originales; uno de ellos, que no parece haber sido premeditado, es la naturaleza vaginal de la sociedad ficticia. Pienso que cierto tipo de militantes feministas leerán con simpatía este libro y quizás añadan al variado curriculum vitae de Enrique Congrains el de patrocinador avanti la lettre del Women´s lib.»  La crítica de Moreno Durán a esta novela, cuando fue publicada en España, señala: «La ciudad marginal, el mundo de extramuros, el universo lumpen se concilian vigorosamente en un común reclamo que, no obstante su planteamiento, revierte en moraleja o protesta.»

Congrains, después de los aplausos recibidos, se inclinó más que a escribir libros a venderlos. Convertido en editor recorrió con éxito Sur y Centro América, pero su condición de escritor no desapareció. Para su retorno hubo de esperar medio siglo. Volvió a la literatura, pero con una visión era diferente. Tras 77 años de vida, ha dejado una huella indeleble como iniciador de la novela urbana en el Perú.

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Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Meneses, Carlos: «Congrains, la nueva visión de Lima» , en Ciberayllu [en línea]

811 / Actualizado: 30.08.2009