Crónicas

Ciberayllu
29 mayo, 2008

Conversación interminable con Romualdo

Recuerdo de Alejandro Romualdo (1926-2008)

Carlos Meneses Cárdenas

 

Empecé a hablar con Alejandro Romualdo cuando era más conocido por su seudónimo, «Xanno», con el que firmaba sus dibujos que ilustraban artículos de la revista PAN, que hizo cerrar la dictadura de Odría en noviembre de 1949. No lo conocía, no lo había visto nunca, pero apreciaba sus ilustraciones. No sé cómo supe que también era poeta. Y le hice preguntas sin  buscarlo, y me sentí su amigo sin verlo.

Algún  tiempo después la charla continuó; él me abordó en el patio de Letras de San Marcos. Me felicitó por un premio obtenido. La conversa fue larga pero no se cerró: quedó abierta para otra ocasión. Coincidimos más de una vez en el bar Zela, en el Negro Negro, en alguna librería del centro de Lima. Y siempre hablábamos. Y, como yo era más joven, me daba consejos, me hacía sugerencias. Y yo acataba, me sentía contento con su amistad.

Nos volvimos a ver pocos días antes de mi partida hacia Europa y, como él ya había estado en este continente, me aleccionó sobre lo que había que ver. Cómo entender París, cómo recorrer Italia que, me dijo, era toda ella un enorme museo. Me habló también de la España de Franco. España tiene encanto, me dijo, lástima que hay un dictador, pero no dejes de visitarla.

Pasaron los años y nos reencontramos en Grenoble. Qué charla tan sin punto final, tan tierna, tan triste, tan valiente. Se nos hizo más de las doce de la noche. Era hora de cerrar el café. Caminamos horas antes de dirigirnos al hotel. Sus poemas recientes, sus libros traducidos, su familia, ante todo su padre, tanto de que hablar.  De ninguna manera olvidarse de Vallejo.

Hace unos 6 años voy a Lima, entro en la Tiendecita Blanca de Miraflores, y me lo encuentro a Alejandro Romualdo Valle. Recapitular todo lo hablado durante tantos años.  Decir lo que no se ha dicho, por descuido, por  no cometer impertinencia. Prometernos otro encuentro igual en el mismo lugar, dispuesto a conversa interminable. El silencio fue un biombo muy denso. Me hablaron de Alex muchos amigos comunes, utilizamos correo, teléfono pero no nos vimos. Teníamos tanto que contarnos. Sabía yo tanto de su vida casi como la de un ermitaño en pleno San Isidro. Rodeado de silencio y soledad, pero siempre con la esperanza de un nuevo encuentro. La conversación no había terminado, era necesario continuarla. Estaba convencido de que así sería. La vieja dama se interpuso y  dinamitó las esperanzas.

* * *

 

Derechos reservados: la reproducción requiere autorización expresa y por escrito del editor y de los autores correspondientes.
© 2008, Carlos Meneses
Escriba al autor: CarlosMeneses@ciberayllu.com
Comente en la nueva Plaza de Ciberayllu.
Escriba a la redacción de Ciberayllu

Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Meneses, Carlos: «Conversación interminable con Romualdo» , en Ciberayllu [en línea]

766 / Actualizado: 29.05.2008