Literatura

Ciberayllu
00 mes, 200x

Alzafat de Gaza

Cuento

Antonio Bou

 

Alzafat de Gaza… ¡un pintor estupendo! Si los pescadores se quejaban de que no había pesca, Alzafat de Gaza pintaba peces gordos que echaba al río para que no faltara el pan en las mesas de las casas de los pescadores. Todos admiraban y respetaban su arte generoso. Si llegaba a Gaza algún hombre importante y no había manjares ni vinos con qué obsequiarlo, Alzafat de Gaza pintaba bodegones que convertían la más humilde casa en alcázar de abundancia. Si alguna vez se arruinaba el trigo, Alzafat de Gaza pintaba trigales que rendían trigo para colmar los graneros.

Todos los jóvenes llegaban a la tienda de Alzafat admirados de su talento y deseosos de aprender arte tan productivo. Alzafat sonreía al verlos llegar y les pintaba almendras recubiertas de azúcar, y panecillos de agua de azahar para que merendasen. Si alguno se quería quedar a pasar la noche, Alzafat de Gaza lo admitía con la condición de que le sirviera de modelo. Si el joven aceptaba, Alzafat de Gaza se sentía soberanamente dichoso… Le ofrecía un ágape con más brillo y lujo que el que hubiera podido ofrecer el más rico sultán.

Pintaba un alcázar de esplendor no antes visto, con balcones abiertos al mar… rodeaba el alcázar de jardines exóticos y perfumados donde florecían orquídeas y bromelias traídas de distantes selvas inexploradas… trazaba en los jardines paseos laberínticos que sugerían viajes fabulosos… salpicaba los paseos con sorpresivos quioscos forrados con sedas bordadas con hilos de oro y plata… los quioscos los surtía con los más selectos vinos añejados y licores con olor a lecho de doncella y a axila perfumada de mancebo galante… Mesas de marfil presentaban frutos en sazón y confecciones que los imitaban gratas al gusto y al olfato: turrones y mazapanes, yemas en rico almíbar, albaricoques en salsa de nuez moscada, tartaletas de leche y arroz rellenas de tajadas de durazno en melcocha, barquillos de almendras con café azucarado, dátiles rellenos con perlas de manteca de avellanas helada, pasta de higos sobre bizcocho seco de canela… todo dispuesto bellamente, y dotado de virtudes afrodisíacas capaces de rendir delicado al más duro varón.

Cada noche un joven distinto se quería quedar con Alzafat de Gaza. El pintor estupendo lo honraba, obsequiaba y ungía haciéndolo sentir que era el único joven que había recibido en su tienda. Después del excelente ágape, el joven posaba por un rato para Alzafat de Gaza, quien, mientras pintaba, cantaba historias en verso que hacían que el joven durmiera el más dulce sueño… Todos los jóvenes de la ciudad pasaron uno a uno por la tienda de Alzafat de Gaza… pero ninguno supo que los otros habían pasado. Todos guardaban el secreto, creído cada cual que había sido el único joven que le había servido de modelo al estupendo pintor y había disfrutado del magnífico ágape.

Siguiendo los modelos, que habían sido todos los jóvenes de la ciudad, Alzafat de Gaza pintó el príncipe más principesco que ojos de princesa vieran si lo pudieran ver… el más galán hijo de rey y reina que hubiese en el mundo existido… con inmensos ojos negros y labios color de fresa, con la piel como el arroz y tan tersa como los pétalos del lirio. Antes de pintar vestidos ricos para vestirlo, Alzafat le pintó plumas y alas como las de un pájaro y lo metió en una jaula de oro… Se distrajo pintando alhajas para adornarlo ¡y el príncipe se le fue volando!

Alzafat
«Alzafat de Gaza», dibujo al grafito de Antonio Bou, 2008

Alzafat lo vio perderse en el azul del cielo sin poder hacer nada por recuperarlo… El cielo cortado por el vuelo del pájaro muchacho adquirió matices de anaranjado y violeta que nunca antes se le habían visto al crepúsculo… desde ese día se siguen viendo desde todos los puntos de la tierra. Los jazmines, que antes no perfumaban, produjeron oloroso néctar cuyo aroma impregnó las noches… Las libélulas del ocaso se ordenaron  como bailarinas recortando en rombos simétricos de luz el paisaje… Todas las celosías del mundo se abrieron sin que mano alguna las tocara… Todas las doncellas ovularon a coro y todas las casadas llegaron sin sus maridos a cósmicos orgasmos… Todos los mancebos aquella noche mítica tuvieron primigenios sueños húmedos… y los hombres preñaron a sus mujeres sin tocarlas. Noche, entre todas las noches… la noche más triste que pasó en su vida Alzafat de Gaza.

Al otro día, de madrugada, se presentó ante Alzafat uno de los ángeles principales de Alá y dijo: ¡Alzafat de Gaza, bendito de Alá con talento sin pareja!, has desobedecido la ley y por ello Alá me ha enviado a recriminarte. Alá está satisfecho con tu generosidad, por la cual tu ciudad no ha padecido jamás de hambre… pero está disgustado porque has violado la ley pintando un muchacho al que has vestido de pájaro confundiéndose con los pájaros de Alá. Por ello te exige que hagas votos de castidad y de pobreza… y que vayas por nueve años de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad pintando lo que haya de pintar cobrando por tus servicios nunca más de un dinar… y siguiendo la ley sin olvidar tus nuevos votos.

Alzafat agradeció la misericordia de Alá. Se prestó con presteza a obedecer… alegre porque había sido perdonado, pero triste también…

No lo vieron salir los jóvenes de la ciudad. Al otro día, apenas rayó el alba comenzaron a notar su ausencia, pero ninguno lo lloró ni lamentó en público la desaparición de Alzafat. Los que habían conocido el esplendor de sus ágapes, lloraron amargamente, en secreto… y se cuenta de muchos que vivieron consumiéndose en seclusión y llanto hasta la muerte, al saber que Alzafat de Gaza se había ido.

Más aún sintieron los jóvenes su partida que los hambrientos y menesterosos, pero éstos no reparaban en mostrar su dolor abiertamente. Desde aquel día, en Gaza se escucha como el susurro del viento el sostenido lamentar de los pobres. El hambre y sus secuaces cabalgan sin freno por campos secos y calles infectadas de mendigos leprosos y harapientos… pero aún así, fue más dolorosa la partida de Alzafat de Gaza para los jóvenes.

* * *

Cuento de El aljibe de cuarzo azul, libro en preparación.

Derechos reservados: la reproducción requiere autorización expresa y por escrito del editor y de los autores correspondientes.
© 2008, Antonio Bou
Escriba al autor: AntonioBou@ciberayllu.com
Comente en la nueva Plaza de Ciberayllu.
Escriba a la redacción de Ciberayllu

Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Bou, Antonio: «Alzafat de Gaza. Cuento» , en Ciberayllu [en línea]

786 / Actualizado: 19.10.2008