Literatura

Ciberayllu
15 febrero, 2009

Once microrrelatos

Carlos Meneses Cárdenas

 

El viaje

Por los altoparlantes del aeropuerto advirtieron que el vuelo duraría un año, que no estaba prevista ninguna escala. Se recomendaba igualmente que los pasajeros dejaran todos los días sus habitaciones antes de las doce del mediodía para que las camareras pudieran arreglarlas. Las azafatas dijeron a los pasajeros que la piscina sólo se abriría los fines de semana. También advirtieron que el clima de Júpiter estaba muy oscilante, la temperatura más baja había llegado a 40 bajo cero, pero todos recibirían antídotos contra el frío, Se recomendaba a quienes no hablaran las lenguas de ese planeta tuvieran un buen dominio del sistema gestual elaborado especialmente para estos viajes Ya en sus cómodos aunque breves apartamentos dentro del enorme aparato, el piloto hizo saber que no era necesario llevar dinero, no había monedas en Júpiter, todo era de quien lo necesitara. Finalmente antes de despegar  se advirtió que quienes quisieran quedarse en aquel lejano planeta podían hacerlo. Ya en vuelos anteriores casi la mitad de los pasajeros había renunciado al regreso a la Tierra. El avión con mil pasajeros alzó el vuelo y se perdió entre las nubes.

 

Bello mensaje

Sólo vio una sonrisa roja ante sus ojos. El silencio que gobernó en esos momentos le pareció una hermosa melodía. Con un gesto fino ella rechazó su invitación para hacerle compañía en el bar. Luego la vio alejarse. Unos pasos más allá la muchacha se detuvo, giró la cabeza. Con delicioso movimiento se quitó una sandalia que hizo volar raudamente como si fuera un pájaro. Al caerle en sus manos el hombre acarició los pétalos de una exuberante rosa encarnada.

 

Exquisitos

Estuvieron largos momentos escuchando bellos colores, leyendo deliciosos perfumes, bailando con maravillosas lecturas, oliendo deliciosas partituras.

 

El   sueño

Consiguió dormir y soñó que le apuntaban con una metralleta,  que borraban sus gritos a golpes. Su intento de protesta fue respondido con disparos. Despertó temblando y sudoroso. Sus torturadores lo rodeaban exigiéndole la delación. Calló estoicamente hasta fundirse con su final.

 

La amenaza

Soñó que un tigre le decía: como has sido tan inútil y no has sabido cabalgarme bien mereces que te coma de un solo bocado, y se le acercaba amenazante. Despertó temblando y de la frente la caía el sudor a chorros. Cuando se serenó descubrió que el mismo tigre estaba a su lado y lo miraba con iguales intenciones  que durante su sueño.

 

La moneda

La mano manchada de años, aun enérgica, se adelantó a las atenciones del mucamo y sirvió vino tinto en un hermosa copa  Murano, luego dejó caer una moneda de oro  en el líquido rojo..Bebió despacio y con fruición. La moneda tintineaba al golpear las paredes de cristal. Al terminar su bebida dejó la copa sobre la mesa.. El criado la recogió y colocó junto a un ejército de otras iguales. En todas brillaban las monedas de oro.

 

Mera  coincidencia

Durante largo tiempo estuvo organizando mentalmente un cuento. Estaba seguro de que tendría gran acogida editorial y de lectores. Confió la historia a todos sus amigos y recibió entusiasmadas aprobaciones. Se disponía a escribirlo cuando fue a una librería a ver novedades. Encontró un libro con el mismo título de su cuento, y al abrirlo se encontró con el cuento tal como él lo había pensado, sin que le faltase una sola coma.

 

La carta

Escribió con pulso tembloroso a una antigua novia : voy a morir pronto, sufro una enfermedad incurable. Te escribo para pedirte perdón si alguna vez te he ofendido. Días después recibió respuesta : No te aflijas por mi perdón, estoy muerta hace varios años.

 

Sin espejos

Una horrenda cicatriz en la mejilla es signo de maldad. El no se miraba en el espejo. Señaló diez, mil, cien mil cicatrices iguales, prefirió no mirarse en el espejo. Descubrió más cicatrices en mejillas ajenas, rompió todos los espejos que lo rodeaban.

 

La llave

Encontró una llave en su camino. Buscó con ansiedad cerraduras que poder abrir con el objeto encontrado. Su ansiedad duró meses, años, recorrió cientos de kilómetros. Una mañana la llave giró suavemente dentro de una cerradura, la puerta se abrió.

 

Un capricho

Era un ángel de belleza y simpatía, con un obligatorio añadido para evitar  caer en lo sobrenatural, un malhumor endiablado sobre todo en los fines de semana.

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© 2009, Carlos Meneses Cárdenas
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Cita bibliográfica sugerida para este documento:

Meneses Cárdenas, Carlos: «Once microrrelatos» , en Ciberayllu [en línea]

804 / Actualizado: 14.02.2009